viernes, 18 de diciembre de 2009

La violencia intrafamiliar y sus impactos en los niños

A menudo los niños y niñas han sido llamados “las víctimas olvidadas” de la violencia intrafamiliar e históricamente quienes tienen responsabilidades legales o programáticas de prevención, protección y atención del maltrato infantil, han visto separadamente el abuso de las mujeres del abuso de sus hijos o hijas. Sin embargo, reiteradamente las investigaciones han sugerido que es altamente probable encontrar maltrato infantil en contextos donde las madres de los niños/as son violentadas.
Para la gran mayoría de las mujeres maltratadas, el cuidado y protección de sus hijos constituye su gran preocupación. Sin embargo, muchas subestiman tanto el impacto que la violencia presencial o auditiva tiene sobre sus niños, como las oportunidades que su pareja tiene de abusar directamente de ellos sin que ella siquiera se entere.
Haber presenciado, escuchado o vivido violencia deja a los niños muy asustados, angustiados y ansiosos con respecto a su propia seguridad, a la de sus hermanos y su madre. Las amenazas que puede proferir un agresor son muy reales para los niños, quienes rápidamente aprenden a conocer las consecuencias de dichas amenazas, pueden sentirlas, escucharlas, olerlas y hasta predecirlas. En este contexto, las posibilidades de abuso directo hacia los niños y niñas es más fácil y rápido de conseguir.
Se sabe que alrededor del 60% de los niños que viven con madres agredidas también son o serán directamente abusados por el agresor de sus madres. Aún más, muchos niños y niñas suelen ser utilizados por sus progenitores como parte de la violencia perpetrada contra la mujer, sea usándolos como verdaderas armas psicológicas o físicas, obligándolos, forzándolos o alentándolos a quedarse cerca o a participar en la agresión contra la madre.
Los niños y niñas que viven situaciones de violencia intrafamiliar, al igual que sus madres, también desarrollan estrategias de alivio que a la larga pueden tener consecuencias negativas, sino devastadoras. No asistir al colegio es una de las más recurrentes, pero esta estrategia significa que tengan que decidir dónde ir durante esas horas que no estarán ni en clases ni en la casa. Esto casi siempre significa exponerse a otros riesgos. Las depresiones, el consumo de alcohol y drogas, participación en riñas callejeras y conductas autodestructivas son las estrategias de alivio más usadas por los niños y niñas en edades menos dependientes de sus madres.

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